miércoles, 1 de febrero de 2012

Subir el Obelisco. By: marourivero.wordpress.com.

Pensar, desear, hacer y agradecer. Cuatro pasos que dieron origen a quizás una de las anécdotas más importantes de mi vida y el momento más increíble del año. Un día de mucho calor, a las 18:30 de la tarde subimos el obelisco. El dress code fue cómodo, deportivo y liviano.
206 escalones, 67.5 metros de altura, 8 descansos y 1 sola escalera  vertical. Todo un desafío para comenzar el 2012 logrando lo imposible. Calu fue la que más rápido lo subió, su año de maratones la preparo para este tipo de desafíos. Atrás subimos Mechi (@mechmachado), que venció su vértigo, y yo.
Llegar a la cima, pensar en las veces que camine la 9 de julio y  la Av. Corrientes, en lo simbólico de este monumento, en lo increíble de estar ahí y en cada charla donde  mi abuelo afirmaba cuanto le gustaría tener su rancho en frente al Obelisco.
Fue movilizador. Mi cuerpo y mi mente no son los mismos desde entonces.
Sí señores, tenemos una Torre Eiffel en casa, pero falta para poder explotarla. Ojala sea pronto.
Agradezco profundamente a Fernando –el alpinista/andinista- que nos preparo los arneses y nos acompaño escalón a escalón y a Benja (@benjarroberts) que hizo todo esto posible.
Después de las fotos, comparto con ustedes un tesoro familiar, un poema del  Abuelo Gustavo.







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